¿Por qué hay mas virus respiratorios? La Tripandemia Gripe A, Covid y Bronquilitis

Las infecciones respiratorias se han multiplicado en las últimas semanas, tensionando con ello los centros sanitarios. A pesar de que no se trata de una situación preocupante, los expertos lamentan la relajación de medidas de protección frente a estos patógenos. 

De la playa a las castañas calentitas, sin pisar apenas las hojas secas del otoño. Del rojo al azul del termómetro, del calor al frío. El entretiempo ha brillado por su ausencia esta temporada y, precisamente, este cambio brusco de temperaturas es uno de los factores que justifica esta ola de cuadros víricos y catarrales que ha salpicado de lleno las Navidades. Claro que no es el único. Son varios los motivos que justifican esta marea de estornudos y toses. 

Según el último informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA), que realiza el Instituto de Salud Carlos III, entre los días 11 y 17 de diciembre la tasa global de infecciones respiratorias era de 793,9 casos por cada 100.000 habitantes, lo que supone un aumento del 51,6% respecto a la semana anterior, periodo en el que se registró una incidencia de 523,4. ¿Los protagonistas de esta curva ascendente? La gripe A, el coronavirus y el virus respiratorio sincitial (VRS). “Por orden de llegada, hemos tenido un pico de VRS. Ha sido, digamos, el más madrugador. Aunque ya ha pasado, todavía hay casos de bronquiolitis en niños pequeños. Por otra parte, también están circulando virus catarrales, como los rinovirus o los adenovirus”, afirma José Antonio López, director del grupo de Neurovirología del Departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). De acuerdo con SiVIRA, las mayores tasas de IRAs se observan en niños menores de cuatro años. 

El hecho de haber pasado drásticamente del verano al invierno “ha distorsionado de alguna forma nuestras defensas y ha provocado que de repente hagamos vida social en sitios cerrados”, explica el especialista, quien ahonda en otras razones: “Parece que hemos cogido las Navidades con muchas ganas, acumuladas de estos años de pandemia, hasta el punto de que ha habido ciudades que han tenido que declarar alarmas porque no cabía más gente en las plazas. Todo ello acarrea más transmisión del virus”. 

Sobre la gripe, López Guerrero recuerda que el año pasado fue responsable de dos picos importantes: uno al principio de la temporada invernal y otro de gripe B a finales de enero. Ahora, en cambio, la mayoría de casos son de gripe A. De acuerdo con SiVIRA, el 98,6% de los virus gripales registrados, son de tipo A. En cuanto a la covid-19, “sigue con su proceso de adaptación a nuestra especie”, resalta el experto, y añade que ahora ha entrado en juego una variante más: la pirola. “No es directamente una subvariante de ómicron. Tiene muchas mutaciones y procede supuestamente de un linaje anterior, de la delta”, aclara. 

José Ramon Vivas, profesor de microbiología e investigador de la Universidad Europea del Atlántico, detalla que la variante pirola no parece más peligrosa que otras anteriores: “La OMS la clasifica simplemente como variante de interés, no de preocupación, lo que sería un poco más grave”. Así pues, a pesar de su gran capacidad de dispersión, presenta poca virulencia, “quizás también porque estamos todos muy inmunizados”, señala López Guerrero. 

¿Es normal este repunte de casos?

En invierno, los virus respiratorios son mucho más frecuentes. Ramos Vivas indica que hay que tener en cuenta que las reuniones familiares propias de estas fechas contribuyen a que aumenten los contagios. “Siempre son épocas de mayor transmisión”, asegura. Por su parte, López Guerrero apunta que a menor temperatura y menor radiación ultravioleta, mayor estabilidad de los virus. Otro factor a considerar, agrega, es la humedad. 

Acerca de si ha habido una relajación de las medidas de precaución, el neurovirólogo resalta que no es que haya una relajación, “es que hay un olvido. Volvemos a ver a gente tosiendo en sitios cerrados, no está el respeto que teníamos en época pandémica”. Eso sí, aunque son muchas las personas las que no toman medidas de precaución, sí hay más conciencia: “Ahora estamos más pendientes si alguien tose cerca de nosotros. Hace unos años, no”. Asimismo, el mayor conocimiento también ha causado que aquellos con cuadros catarrales acudan antes al médico, lo que explica que los centros de atención primaria estén más tensionados, “aunque es una situación que no se sale de la normalidad”, tranquiliza el especialista. 

Por último, López Guerrero lanza un mensaje: “Hemos olvidado lo más importante. Sin ciencia no hay futuro y si un país es rico es porque se investiga, pero hemos olvidado la inversión en sanidad pública”. 

Recomendaciones para prevenir el contagio

Desde el Ministerio de Sanidad, se han lanzado los siguientes consejos para evitar el contagio de estas infecciones respiratorias: 

  • Cubrirse la nariz al toser o estornudar.
     
  • Usar pañuelos desechables y tirarlos a la basura tras su uso.
     
  • Utilizar la mascarilla ante la aparición de síntomas.
     
  • Lavarse las manos regularmente.
     
  • En caso de ser posible, recurrir al teletrabajo cuando se presenten síntomas. 

La vacunación, fundamental

“En invierno, hay que vacunarse cuanto antes contra la gripe y la covid. Hay mucha gente que sólo se ha vacunado de la primera”, advierte Ramos Vivas. 

Según López Guerrero, “las vacunas siempre nos van a proteger”, pero manifiesta que todavía no las hay adaptadas a la variante pirola. “Eso no significa que no tengamos inmunidad”, recuerda, y alerta de que, más allá de tensionar los centros sanitarios, el verdadero problema de la infección de coronavirus es que un porcentaje nada desdeñable desarrolla la covid persistente tras la infección. “Esto es independiente a la sintomatología que se haya sufrido, es decir, no hay una relación directa entre un cuadro infeccioso grave y la covid persistente”, concluye. 

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